NOTAS Y RECITALES VIVIDOS

Rodolfo Mederos Trío en Cirse

El bandoneonista Rodolfo Mederos se presentó junto a su trío en el espacio de arte ubicado en el barrio de Palermo.

El bandoneón de Rodolfo Mederos pareciese narrar la historia de la música popular argentina cuando toca “Milonga de mis amores” o “Romance de barrio”.
Incluso él se toma el trabajo de agarrar el micrófono y contar anécdotas ligadas a cada canción que ejecuta: desde la poesía que Juan Gelman le aportaba a “Cerezas”, pasando por su aprecio a compositores como Enrique Maciel en “La pulpera de Santa Lucía”.

La guitarra de Armando De La Vega forma un colchón perfecto donde se pueden acostar las notas del bandoneón, cuando toca el turno de solear lo hace con mucho criterio y algo de virtuosismo, por su parte Sergio Rivas pareciese golpear a su contrabajo para armar un bloque bien fuerte que marque el compás de cada canción.

Mederos tiene una relación musical afectiva con su bandoneón, cuando alguno de sus compañeros hace un solo el acaricia su bandoneón, cierra los ojos y escucha.
La ovación del público se la llevan canciones como “Sur”, “Canaro en Paris” y “Merceditas”, el bandoneonista parececiese convertirse en un chamán cada vez que cuenta la importancia que tienen esas canciones en la historia del tango. Para el final suena “La Trampera”, canción que también cierra su disco de versiones basadas en la figura de Anibal Troilo, “En su huella”.

Los aplausos resuenan en Cirse, Mederos junta sus manos y se muestra agradecido. Al bajar del escenario saluda a todos los que se le acercan o le piden una foto: la humildad de los grandes.

 

 

Looperas y groove uruguayo

El uruguayo Martín Buscaglia se presentó en La Tangente el jueves 16 de agosto en su formato “Hombre Orquesta”. Crónica de un recital entre looperas, guitarras criollas, beatbox y bajos grooveros. Por Mauro Vallejos

Sin mucho aviso las luces se apagan y Buscaglia ya esta arriba del escenario tocando los botones de su loopera. Graba una base haciendo palmas y sonidos con la boca, luego se cuelga el bajo y empieza a zapar, hace señas preguntando si esta bien el volumen pero, dando por sentado la respuesta, le sube un poco más.

Cuando el clima esta en su mejor momento corta la música y se pone a explicar que eso sólo era una prueba de sonido para dejarle todo listo a su amigo Gonzalo Brown.

El repertorio de Brown mezcla reggae con rock y melodías alegres con letras contestatarias. Sólo con su guitarra y un buen feeling con la gente despliega canciones como “Pegando alto”, “Música, oh música” y “Colombia” entre otras.

La vuelta de Martín al escenario es un poco más pacífica pero no menos maniática que la anterior. Sentado con su criolla hace “El toscano del papa” y “Visionarios”. Luego el show se convierte en una conferencia en la que reflexiona acerca de la emotividad que produce escuchar al público cantar al unísono una canción. Despliega teorías, suposiciones y conspiraciones basadas en la temática elegida.

Con “¿Qué importa el bla bla bla?” vuelve a conectar su loopera y en “Viajar contigo es como escuchar la vida secreta de las plantas” implementa un extraño nuevo instrumento: ¡el juguete Simon!, tocando cada boton de color reproduce una nota distinta que forma la melodía central del tema.

El despliegue de instrumentos y el manejo del escenario hacen una experiencia completamente distinta de las de un concierto formal, se nota la cantidad de años, discos y conciertos que lo han convertido a Martín en uno de los músico más emblemáticos del Uruguay. Las charlas con los presentes generan un clima de intimidad que invitan a la reflexión y a la carcajada y lo vuelven uno de los ejes centrales del show.

Cada canción es tocada a su manera y tiene su historia. Hay un calipso dedicado a Leroy, el personaje interpretado por Gene Anthony Rey en la serie “Fama” de los años 80, o una canción nueva compuesta junto a Fernando Cabrera, o “Juan, la sirena y el mar”, donde arma una coreografía para que todos repitan.

Para el final invita a Brown y hacen una mezcla de clásicos arriba de un loop de cumbia mutante. Ahí suenan “No vamos a cambiar de bando” y pedacitos de todas las canciones que durante el show generaron revuelo.

El salón se convierte en una pista de baile y Buscaglia enciende un fuego que contagia multitudes. Pareciese un gran fogón en el que todos se comprometen para que nunca se apague y la fiesta siga toda la noche hasta extraviarse y explorar, porque, como dice “Visionarios”, ambas palabras comienzan por la misma sílaba.

 

 


Un gigantesco devorador

Cielo Razzo se presentó en el Luna Park para festejar 25 años en los escenarios

La banda rosarina pisó por segunda vez en su historia el escenario del estadio ubicado en Corrientes y Bouchard.
El motivo fueron 25 años de música en el que repasaron canciones de todos sus discos y grabaron en vivo un CD/DVD del concierto.  

 

Don Cabot en La Trastienda

Las callecitas de un San Telmo irreverente como horizonte, ni mucho calor, ni mucho frío. La juventud comenzaba a amontonarse alrededor del mítico teatro de la calle Balcarce 460. Con una hora de changüí, se escuchaban abrazos de encuentro. Amigos, familia, vecinos, habitués y primerizos aguardaban expectantes el sonido prometido.
Manijas desde el Roxy”, como criterio, adivinaban entre risas el orden de la lista; ¿Arrancarían con algo del primer disco?, ¿con el nuevo corte de difusión?, ¿algún clásico? Mágica previa de un equipo que, dentro del teatro, aguardaba listo el momento de salir.
 “Las canciones hablan de nosotros, de todas las historias con que estamos hechos…”, describe la banda con el corazón en la mano y Con sangre en las venas. El clima de Trastienda lo demuestra pues la emoción es compartida: La Furia De Petruza pisará ese mismo escenario, ¡una de esas noches clave! .
En agosto salió a la luz el último y afirma la banda: “el mejor trabajo de DON CABOT”, se volvió carne en el marco de un Roxy propio y explotado. Groove, Vorterix, The Roxy, Trastienda; compartidas con Barrios Bajos y Las Manos De Filippi, un rally de fechones en las tablas de los más importantes salones del rock en Capital.
El primer acorde vomitó un “¿Cómo querés que haga” a formación completísima:  Cristian Ricci y Toto Chanquía en violas; Lucas Andrada, bajo; Tomas Tarlovsky, batería; Nani en percus, Boris “Body” Mandaradoni, voz; junto a Juampi, Nico y Javi, los vientos de “La sonora porteña”, como invitados.
Los de siempre coreaban, los más nuevos bailaban y se sorprendían con la claridad visceral de letras genuinas y palpitadas por Boris al micrófono y por cada uno de los integrantes cuyas modulaciones los deschavaron. Cómo no cantar si todo esto nos revienta encima. Realidades hechas arte.
Uno por uno, personajes del paisaje urbano de un Buenos Aires cagado a palos, luchan abriendo ojos, por concientizar con cada verso, por no perder la memoria y cantarle falta envido a un sistema que se llevó y lleva a nuestros hermanos. “¿DÓNDE MIERDA ESTÁ SANTIAGO MALDONADO?”, Gritó Boris a mitad del show, envuelto por una marea de gritos y aplausos. La juventud todavía palpita, bandas como Don Cabot potencian su palpitar.
El escenario rebalsó de invitados en una hora de show: Chipi de Los Pibes Losa y Agustín Rolando elevaron la voz junto a Boris en “Murga”; El Negro Maxi Giménez de El delirio de la Parca toco la guitarra en “Hermano”. Lista completísima pero atrevida, dejando con sed a la mayoría.
Parece que la manija no cesará hasta el final de un 2017 plagado de rocanroles. Prometieron que éste es el año, prometieron cantarme canciones, darme emociones y, como el de muchos otros corazones, conquistaron mis latidos.

Julieta Mendez
Fotos: Florencia Mendez Ávalos

 

 

Cuarto banquete

La Renga volvió a Capital luego de diez años con una lista de 30 canciones épicas. Crónica del cuarto banquete por Mauro Vallejos.

Pasaron casi treinta años de historia, de los cuales diez estuvieron sin tocar en Capital Federal, sin embargo, la voz de Gustavo Chizzo Napoli sigue intacta, rasgando las paredes de cada estadio que pisa.
Son las 21.30 y Huracán empieza a vibrar al ritmo de “Corazón fugitivo”, “Almohada de piedra” y “Nómades”.

Ya había pasado un pedazo de historia sobre el escenario, Alejandro Medina, bajista de Manal, brindó un show para los presentes con clásicos como “La maldita máquina de matar” y nuevas canciones como “Einstein”. Los grupos que talonean a La Renga son recibidos con un cariño y un respeto que no se ve en otras ocasiones.

Un set de vientos con Las Cucarachas de Bronce lideradas por Manuel Varela en el saxo se lleva flotando al Ducó al cielo más inalcanzable: “Motorrock”, “La vida, las mismas calles” y “En los brazos del sol”.

"Mientras yo venía para acá vi la luna, no se si alguno la vió, yo la vi posada sobre los techos de Pompeya" dijo Chizzo para dar inicio a “La nave del olvido”, antes de eso las gargantas se habían desgastado cantando a capela “La balada del diablo y la muerte” decorando el estadio con un mar de luces de celular.

Es sabido el compromiso del grupo con la lucha de los pueblos originarios debido a varias menciones en los recitales y la participación del festival Kiñe Rakiduam. “Lo frágil de la locura” fue un buen motivo para pedir por la aparición de Santiago Maldonado, mostrando su imagen en todas las pantallas.

La escenografía lleva dibujados engranajes de metal, las pantallas muestran lo que ocurre en el show acompañado de animaciones de un esqueleto que cuelga de un precipicio, locomotoras a todo vapor y túneles de piedra.

Chizzo se tapa la naríz para simular una advertencia de radio con voz nasal y luego ruge el “Panic show a plena luz del día” con la guitarra invitada de Nacho Smilari, ex Vox Dei y La Barra de Chocolate, y un lagarto inflable gigante. A su lado, Tete Iglesias y sus corridas de 100 metros llanos a lo largo del escenario y Tanque Iglesias con su carisma intacto, más flaco que nunca.
Así llega el último tramo del recital con “El Revelde” y “El final es en donde partí”

Lo de “Hablando de la libertad” es otra cosa, podría ser una canción que esté apartada de todo el recital, se prenden las luces del estadio y el paisaje es de una festividad conmovedora, se ven miles de rondas de pogo y grupos de amigos que se abrazan mientras gritan las estrofas del himno, cada oración es una declaración de principios.

 

 

Carajo en Flores

El trío se presentó en El Teatro Flores para repasar las canciones de “Atrapasueños” y “El Mar de las Almas” el sábado 5 de agosto - Por Mauro Vallejos

Todo fan de Carajo sabe la importancia que tuvo “Atrapasueños” en la historia de la banda. Con su corte de difusión, “El Error”, el trío llegó a masificarse y poder dejar su mensaje impregnado en muchas voces.
“Hacerse cargo” abrió el show celebrando a ese gran disco, con la excusa de la edición en vinilo del mismo y también de “El Mar de las Almas” en el cuál la banda había pegado un salto en el sonido.
La lista de temas era predecible, un regalo para todos los seguidores el hecho de poder escuchar al disco en su mismo orden pero en vivo.
Canciones como “El llanto espiritual”, “La huella del depredador” y “Bicho de ciudad” fueron las que pusieron al recinto a poguear desenfrenadamente.
Cuando “¿Qué tienes para dar?”, “Algo en que creer” y “De hoy no pasa” dieron fin a este álbum del año 2004 el telón se cerró y hubo un breve intervalo.
Para la vuelta, los presentes se sorprendieron con otra escenografía completamente distinta: una pantalla de led que emitía visuales y un juego de luces a cada lado del escenario que le daba brillo a la situación.
Carajo siempre apunta a una producción impactante, desde el sonido, la escenografía y los músicos, todos dejan lo mejor de sí para brindar un show de una calidad impecable.
Los brazos de Andres Vilanova se mueven con una destreza impactante demostrando ser uno de los mejores bateristas de este país, mientras que el sonido de la guitarra de Tery Langer tiene una precisión increíble.

“El Mar de las Almas” abre con el llanto de un bebe para que luego “el mundo inyecte el ácido mortal en tu sien”.
La particularidad de presentar este disco es que tocaron “Limbo”, un instrumental que hacía mucho tiempo no sonaba..
Marcelo “Corbata” Corvalán, aprovecho para agradecer al público diciendo que ese Teatro Flores era una yapa inesperada que tuvieron que agregarlo por el hecho de que las dos fechas anteriores se hayan agotado.
También desmintió el rumor de que la banda iba a separarse. Contó que Andy va a ser papá y van a frenar algunas semanas para después volver. En ese momento Tery agarró el micrófono e incitó a que todos canten “no nos vamos nada que nos saquen a patadas

“Virus Anti-amor”, “Humildad” y “El mar de las almas” fueron los responsables de cerrar el recital.
El grupo agradeció la convocatoria y comentó que en todos los lugares que tocan se sorprenden por la calidad de público que tiene la banda.

 

 

 

 

Ojos Locos presentó "Tocando Mañana"– Por Mauro Vallejos

Ojos Locos tocó en el Teatro Flores para presentar su nuevo disco “Tocando mañana”. Grande invitadxs como Mimi Maura coronaron la noche con su participación.

Cuelgan pájaros de papel del cielo del Teatro Flores, ese recinto que supo ser el trono donde Ojos Locos presentó tantos discos y hoy le abre sus puertas a “Tocando Mañana”.
“Polvo de alif”, es el elegido para arrancar la noche, a esta le sigue “Una parte del principio” y, luego de algunos problemas técnicos, “¿Qué cambia hoy?” y “La espuma de los días”.

La escenografía, diseñada por el ex Callejeros, Daniel Cardell, consta de una pantalla gigante que despliega visuales a lo largo de cada canción y un decorado muy sutil acorde a la gráfica del disco, cuelgan granadas de color blanco en hilera de un lado al otro del escenario.

Ojos va manejando los climas de una manera fantástica, después de la exaltación que produce “Puede ser hoy”, bajan un cambio para presentar a Carlos Fernández en la gaita y Mimi Maura en la voz. “Tiempo al tiempo”, la canción que grabaron junto a esta gran cantante, fue una de las más ovacionadas por toda la sala, un dúo sensible que llega a su punto más alto cuando Mimi recita el poema final, “¿Dónde andarás guerrero de ansiedades? ¿Quién habrá sido tu condena?”.
Luego quedaron solos el cantante Martín Martines, el tecladista Gabriel “Apu” Gerez y el guitarrista Juan Cabral para hacer una versión del tango “Melodías de arrabal” de Carlos Gardel y enlazarlo con “Vuelvo”.

El público esta extasiado y Martín levanta los brazos y arenga con su gorrito piluso. Debajo del bombo de la batería cuelga una remera, “Justicia por Kiki Lezcano”, una forma que tiene la banda para reclamar por todas las víctimas de gatillo fácil.

Antes de arrancar con “Monito”, las pantallas reclaman por la libertad a Callejeros y Martines aclara ”lo que antes era una lucha por la justicia, ahora es una lucha por la verdad” y menciona que es responsabilidad de todos los presentes concientizar acerca de lo que realmente ocurrió en Cromañón.

Para el final “Esta ciudad” detonó el recinto, es de esas canciones en las que la realidad pareciese transformarse y todos dejan la garganta como si fuese la última estrofa del mundo.

Algo particular en este disco es que compusieron todos los músicos de la banda y eso sumó una variedad con la que antes no contaban.
Además de Mimi Maura, “Tocando mañana”, cuenta con la participación de Skay Beilinson en “Rosa china amarilla” y la co-producción de Joaquín Rossón.

Ojos Locos es uno de los grupos que más ha caminado el under y se ha ganado un lugar de respeto gracias a su música y su responsabilidad social.
Hace más de una década que vienen sosteniendo el estandarte del rock barrial. No te duermas, seguro están tocando mañana.

 

 

Brancaleone en el Roxy – Por Mauro Vallejos

Brancaleone explotó el Roxy el sábado 20 de mayo con un show caliente y lleno de invitados.

Hay dos momentos de trance que se suelen repetir en los shows de Brancaleone: El primero es cuando el “Pelado” Martín Dufou se queda enredado en un mantra interminable que marca su público repitiendo una y otra vez el estribillo de “Descarrilador”. Mientras todos cantan, él sostiene una especie de sollozo melódico que acompaña la situación y la hace aún más emotiva.

El segundo es cuando se convierte en un perro dolorido en “El doguito” y canta en cuatro patas hasta quedar literalmente aullando en medio del escenario sostenido por una bola de distorsiones que comanda Marcelo Henín.

El otro brujo que domina la escena es “El Negro” José, que hipnotiza a todos con su brutalidad a la hora de tocar la batería pero también conmueve con su voz y su bombo legüero en “La pena no vale la vida”, una copla que se corona con el grito de un espectador, “¡Gracias Negro por hacerme llorar!”.

Todos tienen su momento estelar, también Alejo Urbani, cuando invita a Santiago Bogisich de Las Pastillas del Abuelo y Gonzalo Sosa de Santa La Banca para guiar un osado experimento: tres grandes bajistas argentinos tocando juntos “Sonrisa de oscuridad”. Y, por su parte, Eduardo Bonanni desata el baile de toda la sala cuando se para al frente con su acordeón y tocan “Gallita”.

Desde el principio con “La fe de Luí de Lafe” y “Viejo de mierda” el show no baja su climax en ningún momento con invitados como Toti Veigas de Simón Basta en la voz de “Elander” y Agustín Losada, armoniquista de Alasdies, y Hernan Sarubbi, baterista de Manijas, en “Milonga”.

Para el final sonaron “Corazón”, “No voy a parar de buscar” y “Vittoria”, esa canción heroica que le da nombre a la banda y que hace que el Pela pida un peine (si, ¡un peine!) y el celofán de un atado de cigarrillos para improvisar una trompeta majestuosa y desencadenar el pogo más festivo de la noche.

Branca se adapta a cualquier escenario, al de un comedor comunitario en una villa, o al de la grilla en un festival masivo, al de un bar con todas las mesas vacías y al de un Roxy repleto de magia y energía.

 

Duo Cantina y Los Caravana – Por Mauro Vallejos

El Club Atlético Fernandez Fierro tiene una magia particular, todos los presentes quedan impresionados antes su buen sonido y ese clima de intimidad tan particular que propone.

Los Caravana fueron los seleccionados para cerrar la noche con su gipsy jazz tan particular, integrados por dos guitarras, un violín y un contrabajo hicieron bailar a todos los presentes con varios clásicos y también canciones propias.
Los momentos más altos de la noche fueron cuando Shirlene Oliveira se subió a cantar, con su gracia particular, “Linyera” de Daniel Melingo, también Lucho Pellegrini generó un gran impacto con su percusión en el washboard y Felipe Correa de Los Espíritus acompañó en las maracas.

La banda tiene un despliegue musical impactante que no baja la calidad en ningún momento, se turnan los solos entre cada instrumento y para cerrar eligen “Milonga triste” y “Ojos negros”

Antes Sofía Viola y Santiago Moraes habían dejado caliente el escenario con las canciones del tan particular dúo cantina (también acompañados por Felipe en la percusión).
Sonaron canciones como “Los borrachines”, la chacarera “Caballero de la noche” y una reversión de “Perdida en el fuego” que esta incluida dentro del último disco de Los Espíritus, “Agua Ardiente”.

Hubo tiempo también para que cada uno cante en solitario, Santiago Moraes hizo un blues que habla sobre un muchacho que camina con el pantalón pisado por la zapatilla y el parpado pesado por la ventanilla y “Los Boliches” de Alfredo Zitarrosa y Sofía cantó una chacarera a la luna y un blues amoroso llamado “La Semilla”.

Una fecha llena de música independiente y creatividad en el CAFF.

 

 

 

 

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